ENTRE CONFLICTOS Y TENTACIONES
Antes de comenzar a narrar la actividad profética
de Jesús, Marcos escribe estos breves versículos: «El Espíritu
empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días
dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles
le servían». Estas breves líneas son un resumen de las
experiencias básicas vividas por Jesús hasta su ejecución en la
cruz.
Jesús no ha conocido una vida fácil
y tranquila. Ha vivido impulsado por el Espíritu, pero ha sentido
en su propia carne las fuerzas del mal. Su entrega apasionada al
proyecto de Dios lo ha llevado a vivir una existencia desgarrada
por conflictos y tensiones. De él hemos de aprender sus seguidores
a vivir en tiempos de prueba.
«El Espíritu empuja a Jesús al
desierto». No lo conduce a una vida cómoda. Lo lleva por
caminos de pruebas, riesgos y tentaciones. Buscar el reino de Dios
y su justicia, anunciar a Dios sin falsearlo, trabajar por un
mundo más humano es siempre arriesgado. Lo fue para Jesús y lo
será para sus seguidores.
«Se quedó en el desierto cuarenta
días». El desierto será el escenario por el que transcurrirá
la vida de Jesús. Este lugar inhóspito y nada acogedor es símbolo
de prueba y purificación. El mejor lugar para aprender a vivir de
lo esencial, pero también el más peligroso para quien queda
abandonado a sus propias fuerzas.
«Tentado por Satanás».
Satanás significa "el adversario", la fuerza hostil a Dios y a
quienes trabajan por su reinado. En la tentación se descubre qué
hay en nosotros de verdad o de mentira, de luz o de tinieblas, de
fidelidad a Dios o de complicidad con la injusticia.
A lo largo de su vida, Jesús se
mantendrá vigilante para descubrir a "Satanás" en las
circunstancias más inesperadas. Un día rechazará a Pedro con estas
palabras: "Apártate de mí, Satanás, porque tus pensamiento no son
los de Dios". Los tiempos de prueba hemos de vivirlos, como él,
atentos a lo que nos puede desviar de Dios.
«Vivía entre alimañas, y los
ángeles le servían». Las fieras, los seres más violentos de la
tierra, evocan los peligros que amenazarán a Jesús. Los ángeles,
los seres más buenos de la creación, sugieren la cercanía de Dios
que lo bendice, cuida y sostiene. Así vivirá Jesús: defendiéndose
de Antipas al que llama "zorra" y buscando en la oración de la
noche la fuerza del Padre.
Hemos de vivir estos tiempos
difíciles con los ojos fijos en Jesús. Es el Espíritu de Dios el
que nos está empujando al desierto. De esta crisis saldrá un día
una Iglesia más humilde y más fiel a su Señor.
José Antonio Pagola
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