miércoles, 28 de marzo de 2012

"Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy"


Un ratito de Evangelio: Quinto martes de Cuaresma

Tras unos días con dificultades para pararme delante del ordenador, recuperamos hoy estos ratitos de Evangelio.

Evangelio: Juan 8,21-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros." Y los judíos comentaban: "¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: "Donde yo voy no podéis venir vosotros"?" Y él continuaba: "Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados."

Ellos le decían: "¿Quién eres tú?" Jesús les contestó: "Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él." Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: "Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada." Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

REFLEXIÓN

Al pensar en la frase "Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy" me he acordado de la canción "Nadie te ama como yo", de Martín Valverde, que en uno de sus versos, de boca de Jesús, nos dice que miremos la cruz porque "es mi más grande prueba". Es en la manifestación de Amor de Dios, a través de su hijo, donde nuestra fe se refuerza y se disipan nuestras dudas, y es en las manifestaciones de amor cotidianas, en los encuentros con el prójimo, donde muchas personas encuentran la presencia de Dios.

En la Semana Santa, llegará un momento en que elevaremos al Jesús crucificado. En apariencia, es la humillación y derrota de un hombre, pero en realidad es la manifestación de un Dios que nos ama hasta el extremo.


"Nadie te ama como yo" (Martín Valverde)
Cuánto he esperado este momento,
cuánto he esperado que estuvieras así.
Cuánto he esperado que me hablaras,
cuánto he esperado que vinieras a mi.
Yo sé bien lo que has vivido, yo se bien
porqué has llorado; yo se bien lo que
has sufrido pues de tu lado no me he ido.
Pues nadie te ama como yo,
pues nadie te ama como yo;
mira a la cruz,
esa es mi más grande prueba.
Nadie te ama como yo.
Pues nadie te ama como yo,
pues nadie te ama como yo;
mira a la cruz, fue por ti,
fue porque te amo.
Nadie te ama como yo.
Yo se bien lo que me dices
aunque a veces no me hables;
yo se bien lo que en ti sientes
aunque nunca lo compartes.
Yo a tu lado he caminado,
junto a ti yo siempre he ido;
aún a veces te he cargado.
Yo he sido tu mejor amigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario