viernes, 23 de marzo de 2012

No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió

Un ratito de Evangelio. Miércoles y jueves de la Cuarta semana de Cuaresma

Ayer no nos dio tiempo a publicar este ratito de Evangelio, y ya que forman parte de una secuencia, los unimos y los reflexionamos juntos.

Evangelio: Juan 5,17-30
"Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere"

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo." Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: "Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro.

Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Evangelio: Juan 5,31-47
"Hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza"


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no le creéis.

Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése sí lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a mis palabras?"

REFLEXIÓN

Jesús intenta explicar a la gente de su tiempo que hablaba en nombre de Dios, porque era Dios mismo. Pero quien no quiere descubrir a Dios, cierra los ojos ante sus enviados, ante los que van anunciando el Reino de Dios.

Jesús era imagen de Dios, porque era el Dios encarnado, pero en realidad todos somos imagen de Dios, porque somos sus hijos, y como tales, en nosotros deben ver su mensaje y su camino. Eso hará que muchos cierren los ojos ante nosotros, porque no quieren conocer la verdad y la vida.

¿Eres tú imagen de Dios?

SOY IMAGEN DE DIOS
Gen 1,27-28
A imagen de Dios nací, semejante a su vida y su ternura,
para ser Dios-entre-los-hombresaunque yo sienta en mí: esto es locura.
Imagen de Dios soy, semejante a Dios nací.
Por no sentirme humilde ante mí en aquello que de Dios llevo en mi alma,
muchos nunca sabrán que el mismo Diosvive en ellos, aguardando ser palabra.
Si no me siento imagen de Dios,aunque crea seguirle con mi vida,
deberé salvar las circunstanciasque me impiden ser el Dios que en mi habita.


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